Todavía recuerdo la primera vez que inicié SimCity 2000. Las horas pasaban mientras ajustaba la zonificación, equilibraba los presupuestos y veía cómo mi pequeña ciudad pixelada cobraba vida (o se derrumbaba bajo el peso de mis errores). Era divertido, pero también era un juego serio. El juego me enseñó desde el principio que incluso los complejos sistemas de redes de agua, redes de transporte y uso del suelo se vuelven accesibles cuando se puede experimentar, fracasar y volver a intentarlo.

Tres décadas después, me encuentro al frente de Konveio, una plataforma creada para ciudades y urbanistas que se enfrentan a versiones reales de esos mismos problemas. Hay mucho más en juego que en mis experimentos adolescentes. Ahora hay presupuestos reales, comunidades reales y concesiones reales. Pero la lección de SimCity sigue siendo válida: jugar es una de las mejores formas de aprender y resolver problemas.
Por eso me entusiasman las nuevas encuestas con simuladores de Konveio. Toman el espíritu de la experimentación lúdica y lo trasladan a la participación pública. En lugar de pedir a los residentes que lean un PDF denso y marquen una casilla en una encuesta, los simuladores les permiten explorar las ventajas e inconvenientes: ¿debemos financiar más transporte público o más parques? ¿Qué ocurre con la asequibilidad de la vivienda si damos prioridad al crecimiento en una zona frente a otra? Al igual que en SimCity, cada elección tiene un efecto dominó, y ver esos impactos hace que la conversación sea más real, más humana.
La belleza reside en la simplicidad. No nos propusimos crear otra herramienta de planificación complicada. Nos propusimos facilitar a cualquier persona, ya sea un planificador experimentado o un residente curioso con su teléfono, la posibilidad de participar, poner a prueba las prioridades y comprender las consecuencias sin necesidad de tener un doctorado en política urbana. Mantén la sencillez, mantén el carácter lúdico y las ideas surgirán por sí solas.

Esto es importante porque la participación tradicional a menudo se percibe como una tarea. Los largos archivos PDF, los mapas dispersos y las encuestas que solicitan opiniones sin contexto hacen que las personas se desinteresen y que las ciudades no obtengan los comentarios reflexivos y prácticos que necesitan. Por el contrario, los simuladores generan aceptación a través de la exploración. Ayudan a los participantes a verse a sí mismos como parte de la solución, no solo como críticos al margen.
En Konveio, nuestra misión general es facilitar el acceso al contenido de planificación, los comentarios y las opiniones de la comunidad, y facilitar la toma de medidas al respecto. Las encuestas simuladas son el último paso en ese camino: convertir lo que podrían ser decisiones políticas áridas y abstractas en algo tangible, interactivo y, sí, incluso divertido.
Cuando echo la vista atrás a mis días con SimCity , me doy cuenta de que lo que me marcó no fueron los gráficos ni la novedad. Fue el empoderamiento, la sensación de que podía probar, aprender y mejorar. Ese mismo espíritu es el que impulsa hoy en día a Konveio. Si conseguimos que la participación ciudadana se parezca un poco más a un juego, la haremos mucho más eficaz.
Ya sea un juego en un disquete o el plan integral de una ciudad, la clave para resolver problemas complejos es la misma: invitar a la gente a jugar con las posibilidades.
PD: si eres mayor como yo y echas de menos SimCity ( ¡o eres joven y quieres probarlo!), puedes comprarlo en Good Old Games y jugar en tu ordenador portátil actual aquí.